El hollín y la calima contaminan los pulmones de Canarias

El IPNA-CSIC estudia la composición atmosférica y la calidad del aire en las Islas y sus implicaciones para la salud de los canarios.

El hollín urbano y la calima son las sustancias que más impactan en la salud de los canarios. Por una parte, la mala calidad del aire afecta a la salud del planeta y de sus habitantes, que se enfrentan ahora al reto de reducir las emisiones de contaminantes para proteger la salud de humanos y ecosistemas. Pero en el caso de Canarias, el reto va más allá. Las Islas además de soportar los contaminantes que emiten nuestros coches, barcos y plantas de producción eléctrica, están expuestas al polvo que llega desde el desierto del Sahara, y sobre el que no es posible actuar. 
La contaminación atmosférica es la causante de unas 7 millones de muertes al año en todo el mundo. Son muchos los problemas de salud asociados a respirar el cóctel de contaminantes que flotan en el aire ambiente, especialmente las partículas en suspensión, a las que se atribuyen adversos efectos en la salud al abrirse paso hacia el lugar más remoto de nuestros pulmones. En zona urbanas las partículas suelen ser muy finas, muchas de ellas de menos de 0.1 micras. Estas partículas infinitesimales contienen hollín procedente de los vehículos diésel y material ultrafino y azufre, que procede de coches, barcos y plantas de producción eléctrica, y anteriormente también de la refinería de Santa Cruz. Estas partículas se adentran en el organismo a través de las vías respiratorias y alcanzan la parte más profunda de nuestros pulmones, los alvéolos, a los que inflaman y, en ocasiones, utilizan para abrirse paso hacia el torrente sanguíneo.
La exposición a este tipo de contaminantes está íntimamente relacionada con el daño al corazón. Se ha comprobado que inhalar estas partículas puede desembocar en el desarrollo de cardiopatía isquémica y de aterosclerosis, es decir, el estrechamiento de la arteria que rodea al corazón y que aporta sangre oxigenada al mismo. De hecho, se estima que alrededor del 40 % de las muertes causadas por la contaminación se deben a esta afección al corazón. Pero sus posibles afecciones no quedan ahí. Al inhalar estas sustancias también pueden cambiar el rumbo y llegar al cerebro, provocando por ejemplo, ictus, o quedarse en los pulmones y causar enfermedad pulmonar obstructiva crónica. 
Aunque tradicionalmente consideradas naturales, las calimas de polvo desértico también afectan a nuestra salud. A diferencia de los contaminantes urbanos de combustión (que suelen ser muy pequeños), las partículas de polvo desértico suelen ser gruesas, de entre 1 y 10 micras. No obstante, a pesar de su tamaño, estas partículas también son capaces de colarse en las partes altas y medias de las vías respiratorias, donde dan lugar a procesos inflamatorios que también pueden desencadenar enfermedades cardio-respiratorias. Las investigaciones realizadas en Tenerife por el CSIC y el Hospital Universitario de Canarias han demostrado que la inhalación del polvo de la calima aumenta el riesgo de muerte por insuficiencia cardiaca en las personas de más de 65 años.
Desde el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC) se trabaja para estudiar los factores que inducen mala calidad del aire y que afectan a la salud de la población en Canarias, en una línea de trabajo liderada por el investigador, Sergio Rodríguez, perteneciente a la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA). Este científico, que ha trabajado en la Unidad de Cambio Climático de la Unión Europea en Italia, y en diversos grupos de investigación nacionales y de las Islas, alerta que para mitigar los efectos de la contaminación en la salud de los canarios se debe trabajar en dos dirección: reducir las emisiones de contaminantes locales, principalmente los ligados a la combustión de carburantes fósiles, y crear protocolos de actuación y avisos a la población cuando tengan lugar episodios intensos de calimas de polvo sahariano. La contaminación local la podemos, y debemos reducir, pero con las calimas tenemos que convivir, y aprender a defendernos de ellas.

 

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La mala calidad del aire afecta a tu salud